Llevando el trabajo a casa...
¿Se han preguntado cuántas veces acabamos llevándonos el trabajo a casa? Y no sólo me refiero a llevarnos el reporte que está pendiente, la presentación para el día siguiente o la maqueta que hay que entregar mañana, sino a traernos los problemas, los chismes y peor aún, el estrés que al final de nuestro día laboral se ha acumulado en nosotros.
Es entendible que no importa el trabajo o profesión a la que nos dediquemos, no siempre hay días buenos pero tampoco todos los días son malos (¡si lo fueran, desde ahora mismo te digo que te cambies de trabajo!) pero a veces hay rachas que nos pegan bastante duro emocionalmente y el problema es que nos llevamos esto a casa. Que esos malos ratos sucedan es inevitable, pero lo que debe ser evitable es definitivamente lo segundo, pues no es sano contaminar nuestro "santuario" personal, nuestro refugio.
Ahora, pensando que ya nos trajimos el problema y lo comentamos en casa, con nuestra pareja, nuestra familia (papá, mamá, hermanos, hijos, etc.) o con quien convivamos ahí ¿qué hacemos y qué sucede?:
a) ¿se evita el tema por "salud mental"?
b) ¿se plática y se ofrece o aporta algún consejo u opinión o simplemente se escucha, con el fin de que podamos sacarlo de nuestro sistema?
c) ¿se contagia ese estrés a los demás y la platica se tornó en discusión?
Pues bien, posiblemente las dos primeras podían ser una solución (dependiendo de nuestra personalidad y la de los otros) pero definitivamente debemos evitar la tercera. Desconectarnos del trabajo en el momento que ponemos un pie fuera sin duda sería la mejor opción, poniendo nuestra mente en un modo totalmente diferente al laboral, pensando en otras cosas que distraigan nuestra mente.
Obvio que no siempre es fácil hacer esto y habernos quienes somos más dados a platicar cómo nos fue y así desahogamos ese estrés, pero para esto necesitamos alguien receptivo que de cierto modo entienda un poco de qué se trata nuestro trabajo o al menos alguien que pueda dar un consejo al respecto. Hacerlo con alguien que no es receptivo (por naturaleza, por estado de ánimo o humor, por estrés propio, etc) nos hace caer inmediatamente en la tercera situación. Una actividad física como correr, hacer ejercicio o yoga o simplemente dedicarnos a un pasatiempo que nos apasione son excelentes alternativas para lograr esto.
Si lo que necesitamos sus hablarlo y sacarlo de nuestro sistema, lo que te puedo aconsejar para no provocar o permitir que este estrés se contagie, lo primero es "conocer a tu audiencia": es decir, saber con quién lo vas a compartir o a quién vas a acudir y tal vez en cada no es el mejor lugar. Obviamente quien te ama te escuchará y te va a apoyar, pero trae esa carga negativa con cierta recurrencia pudiera afectar la relación y es lo que quiero imaginar que nadie quiere. En esos casos te recomiendo que si necesitas expresarlo lo escribas en un papel, saques todo y luego lo tires, quemes o destruyas porque de este modo habrás logrado a tu mente y alma de todo esto negativo.
Finalmente lo mejor que te puedo aconsejar es que revises tus prioridades con el fin de darle un mejor balance a tu vida personal y laboral, porque de este modo tu mente le da la importancia que merece cada cosa: tu familia, tu trabajo, tu vida social, tus gustos y tus sueños todos se pueden ponderar y enfocar el tiempo y espacio para cada cosa. Aquí les dejo un gran articulo que habla del famoso "no vivas para trabajar, trabaja para vivir", que sin duda la ayudará a provocar este balance en su vida.
Nos leemos pronto!
Carolina Moretti
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